28 julio 2014

LEGALIDADES ILEGITIMAS

Quiero ser muy breve. Se trata de reflexionar sobre las acerbas críticas a Jordi Pujol por sus cuentas no declaradas en el “extranjero”. Este texto no es una defensa de Jordi Pujol; es, sencillamente, una reflexión sobre los parámetros lingüísticos e ideológicos a los que estamos sometidos. No pretendo justificar a Pujol por no declarar a la “hacienda pública” sus dineros en el “extranjero”. Me limito a comentar una parte de lo que se incluye en ambos conceptos.

En primer lugar, “hacienda pública”. Una nación sometida a un Estado que no sólo le es ajeno sino, sobre todo, enemigo (basta con constatar el expolio fiscal reconocido incluso por las medidas de los agentes imperiales como Montoro y compañía) no tiene “hacienda pública”. Para ser una Hacienda con ese nombre la nación debería tener su propio Estado y una Hacienda a su servicio. No pagar a la Hacienda española ¿equivale a defraudar a la “hacienda pública” cuando Cataluña no tiene una “hacienda propia”?

En segundo, ¿qué es eso del “extranjero”? En mi opinión es mucho más extranjero, con relación a Cataluña, España que Andorra. Si nos movemos dentro de unos parámetros nacionales, para Cataluña y para nuestro país, el auténtico “extranjero” y expoliador es el Estado español. Desde el punto de vista de la legitimidad propia, ¿es un delito no pagarles?

Tenemos un ejemplo próximo, en el espacio y no tan lejano en el tiempo. Los insumisos. El ser “insumiso” al ejército español era una forma de “fraude” a la “sociedad española”. El servicio al ejército siempre ha sido considerado como un servicio a la “sociedad”. Negarse a hacerlo era una forma de “defraudarla”. Se me puede contestar diciendo que nuestros insumisos, o los catalanes, eran personas perfectamente solidarias con su sociedad y que realizaban todo tipo de tareas “sociales”. Y estoy de acuerdo. Pero no servían a un ejército extranjero con funciones bélicas.

¿En virtud de qué principio, como no sea el del “sentido reverencial del dinero” del que hablaba el alavés, fascista por otra parte, Ramiro de Maeztu, se puede hablar de fraude sólo cuando se habla en sentido monetario? Esa acepción es muy propia de la civilización judeocristiana en la que nos hemos educado y corresponde a una sobrevaloración de todo lo relacionado con el mismo. Algo parecido ocurre con la sexualidad, aunque ese sea otro asunto.

El coste personal de los sacrificios personales y económicos que Pujol haya podido hacer por Cataluña, en la etapa del franquismo, incluso encarcelado por su régimen, y posteriormente me resulta en gran parte desconocido, pero supongo que si se le asignara un valor monetario no sería nulo, sino bastante elevado. La Hacienda “pública” española no lo va a reconocer nunca. Incluso lo añadirían, si pudieran, al “debe” que suponen sus “obligaciones” económicas con ella misma.

Este texto no pretende ser un exculpatorio de Jordi Pujol, sino una reflexión sobre los criterios que nos marca un contexto político de subordinación. ¿Podemos saber si en un Estado catalán independiente Pujol y su familia habrían obrado de la misma manera? Creo que la mayor parte de las críticas que han surgido, tanto desde Cataluña como desde otras partes, parten de ese supuesto previo que es la “unidad de España” y la existencia de un “Estado español” que funciona por encima del bien y del mal y que da servicio a todos sus “ciudadanos” de forma equitativa. Premisa falsa a todas luces.

El principal problema es que tanto Jordi Pujol como, en general, el mundo político que se presenta en el Principado de Cataluña, se mueve dentro de las premisas denunciadas. Piensan que no pagar a la Hacienda española, una hacienda que les expolia y roba, es un delito de fraude. Creen, también, que Andorra, un Estado cuya lengua oficial es el catalán, es más “extranjero” que España. La primera emancipación es la mental.

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/31

DEIA 2014/08/02

14 julio 2014

NESTOR


Néstor, que a todos superaba en el consejo…

¡Vigilad así, hijos míos! No sea que alguno se deje vencer del sueño y demos ocasión para que el enemigo se regocije. (Néstor)

ILÍADA

Se nos ha ido, a los noventa años, uno de los grandes del arte vasco del siglo XX. Al tener noticia de su muerte he recordado al Nestor clásico, el de la Ilíada y la Odisea. El narrado por el aedo Homero. En ambas epopeyas, el personaje presentado por Homero aparece siempre como el consejero experto y equilibrado, la persona de experiencia a la que todos atienden y siguen sus juicios y que, cuando no lo hacen, pronto se percatan de su error. Tal fue el caso de Agamenón al privar a Aquiles de Briseida, del que presto tuvo que retractarse para deshacer la cólera y lograr su reincorporación a las huestes aqueas frente a Troya.

Nuestro Nestor, Basterretxea, ha fallecido hoy. Amigo de Jorge Oteiza con el que colaboró en tantos proyectos, fue uno de los parteros de la gran renovación artística iniciada entre nosotros en la segunda mitad del siglo pasado. También nuestro Nestor ejerció, como el clásico descrito por Homero, la labor asesora, aconsejante, a quienes, más jóvenes, se acercaban al magisterio de su experiencia.

Este breve recuerdo no pretende hacer una exposición de sus méritos en el campo de las artes plásticas. Otros, expertos, lo pueden hacer con mucha mayor capacidad. Intento recomponer el compromiso militante que siempre mantuvo Nestor con su patria. Es hora de abandonar complejos y de valorar el patriotismo como una virtud cívica de primera magnitud, sobre todo en una tesitura como la nuestra. Vivimos en una situación no democrática. Una  nación que no disfruta del estatus normal del que gozan otras de su entorno. Una nación sometida a dos estados que, en la práctica, actúan como enemigos.

En contextos normales, el Estado es una herramienta de construcción social. Provee las instancias básicas para la convivencia de las personas y grupos bajo su control. Ofrece educación, cultura, sanidad, infraestructuras de todo tipo. Promueve el valor y uso de la lengua o lenguas que se hablan en su territorio. Tiene la capacidad de hacerlo visible en el concierto internacional.

Nuestro caso es, precisamente, el contrario. Nuestra lengua y cultura habrían desparecido si tal cuestión dependiera de los estados a los que estamos subordinados. Nuestra presencia internacional es irrisoria. Algo, poco, se salva de esta persecución gracias a los sistemas de convenio y concierto económico con el Estado español, mantenidos a duras penas y que navegan en mares cada vez más procelosos.

Nestor fue un incorruptible. Siempre estuvo con la gente de su pueblo, siempre se sintió incorporado en ese anhelo de recuperación de Navarra como el Estado de todos los vascos. Siempre se definió como un “navarro de Bermeo”. Sirvan estas líneas como un pequeño homenaje desde Nabarralde a una persona, un artista, que participaba de su mensaje y que, con su esfuerzo personal y artístico, siempre lo apoyó de forma incondicional y desinteresada.

NOTICIAS DE GIPUZKOA 2014/07/15 

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/15

12 julio 2014

INDEPENDENCIA Y RELATO

El pasado sólo está fijado definitivamente cuando no hay porvenir

Raymond Aron
Dimensions de la conscience historique


En 2012 se produjo entre nosotros un importante debate, un «combate por la historia» en el sentido que utilizó Lucien Febvre en su libro así titulado. Se refería a los acontecimientos de la etapa 1512-1530 ocurridos en la parte sudpirenáica del reino de Navarra, independiente hasta entonces. Este ‘combate’ se expresó entonces en dos aspectos del mismo problema.

Por un lado, el hecho de que la historia se escribe siempre desde el presente; son los intereses políticos y sociales actuales los que buscan e interpretan lo sucedido en el pasado para reafirmar sus posiciones. En su libro Histoire et mémoire, Jacques Le Goff indica:

“La idea de que la historia está dominada por el presente descansa ampliamente sobre una frase célebre de Benedetto Croce que afirmaba que ‘toda historia es historia contemporánea’. Croce entiende aquí que ‘por muy alejados en el tiempo que parezcan los acontecimientos que cuenta, la historia en realidad se relaciona con las necesidades presentes y con las situaciones presentes en las que resuenan esos acontecimientos”

Por otro, se encuentra la capacidad de realizar un relato coherente, no sólo de esos hechos sino el conjunto de la historia de la sociedad que los sufrió. En ese combate, evidentemente intelectual, quedó muy claro que vencieron quienes planteaban lo sucedido como una conquista violenta, seguida de una ocupación militar y una subordinación política posterior. Perdieron quienes proponían la tesis de “conquista ‘beneficiosa’ para una Navarra desgarrada y en vías de disolución”, cuestión que se demostró falsa de arriba abajo. Se ganó una batalla, pero la guerra continúa. Quienes la perdieron entonces cuentan, sobre todo, con el apoyo incondicional del poder político del Estado español.

En ambos aspectos, resumidos en la construcción del relato desde la inmediatez e intereses del presente, se encuentra, entre bambalinas, el conflicto por la hegemonía social y política hoy. En la obra ya citada, Le Goff escribe también:

“La memoria colectiva ha sido una apuesta importante en la lucha de fuerzas sociales por el poder. Convertirse en amo de la memoria y del olvido es una de las grandes preocupaciones de las clases, de los grupos, de los individuos que han dominado y dominan las sociedades históricas. Los olvidos, los silencios de la historia son reveladores de estos mecanismos de manipulación de la memoria colectiva”

El que tiene la capacidad de “convertirse en amo de la memoria y del olvido” es quien escribirá el relato de lo que la sociedad correspondiente va a apreciar que sucedió. Y esta percepción, como afirman Berger y Luckmann en su obra “La construcción social de la realidad”, tiene los mismos efectos reales sobre su capacidad de acción que si las cosas hubieran acontecido de otro modo.

En los diversos relatos que permanecen vigentes en nuestra sociedad sobre la memoria e historia de Navarra, todos menos uno responden al modelo “oriental” tal lo como describió Edward Said en su libro “Orientalismo”, es decir al construido a su medida por el propio conquistador y dominante, los imperios español y francés, en este caso. En ellos Navarra aparece como una construcción forjada desde la perspectiva imperial. Este relato responde a sus intereses y dominio. Si nuestra sociedad, hoy, no tiene la capacidad de construir un relato propio, en el que Navarra aparezca como sujeto histórico y político diferenciado, “el Estado vasco” como dice Mikel Sorauren, y no como una simple provincia española más, o como otro de los siete “herrialdes” de Euskal Herria, será muy difícil avanzar hacia nuestra emancipación.

El problema principal radica en que la mayor parte de las opciones políticas que se presentan entre nosotros aceptan, tanto desde el punto de vista de población como del territorial, el relato que nos han construido desde la dominación. Aceptan sin crítica las organizaciones territoriales y humanas impuestas por quienes nos quieren tener subordinados. Mientras el relato de la realidad humana y territorial de nuestro pueblo se siga planteando con base a lo que nos han fabricado, los elementos de base para una política liberadora serán débiles y la ventaja de quienes nos dominan seguirá aumentando.

La emancipación nacional, opino, debe pasar necesariamente por uno, o varios, puntos de ruptura con las legalidades impuestas por la dominación. El primer punto de ruptura consiste en el establecimiento de nuestro propio relato y la crítica y superación de los impuestos. El segundo, debe conducir a la definición de nuestro propio sujeto político, con base precisamente, en ese relato. A partir de ambas premisas, que son en realidad la misma, los elementos de ruptura consiguientes se podrán precisar y alcanzar con mayor claridad. La construcción de un relato propio, coherente, permitirá la definición de un sujeto constituido políticamente, autodeterminado, en un largo proceso histórico, aunque interrumpido por sucesivos actos de conquista y ocupación de partes del mismo por sus voraces vecinos. Este sujeto, pensamos algunos, es el único que puede dar sentido al ejercicio del derecho a la libre disposición del pueblo vasco.

Con estas bases, la estrategia, y el consiguiente debate sobre el proceso, se articulará sin los equívocos actuales: la CAV por un lado, la CFN, por otro, Iparralde, no sabe no contesta…, y se podrán obtener consensos estables y efectivos que permitan ver luz al fondo del túnel y consolidar logros efectivos en el camino a la normalización, a la democracia, o lo que es lo mismo, a la independencia.

NOTICIAS DE NAVARRA 2014/07/15

DEIA 2014/07/18