10 diciembre 2010

EUSKAL HERRIA SÍ ES SUJETO DE DERECHO

Según la resolución 1514 (XV) de la ONU de 14 de diciembre de 1960, “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural”. Es evidente que hay que definir al “pueblo” en cuestión, al que se pueda aplicar esta resolución.

En un sentido amplio y de uso común el término vasco Euskal Herria denota al pueblo vasco. En su origen (Leizarraga, 1571; Pérez de Lazarraga, 1588-89 y; Axular, 1643, por ejemplo) se refería en general a la población de los territorios que tenían al euskera como lengua común, aunque no fuera la lengua hablada por la totalidad de sus habitantes.

A partir de la incorporación del término Euskal Herria a los textos escritos en lengua vasca, que coincide curiosamente con la etapa que sigue a la conquista de Navarra, y la pérdida de soberanía del Estado creado por los vascos, el retroceso territorial de la lengua vasca, inducido por los poderes políticos españoles y franceses, fue progresivo. Pero el término no se perdió. Simplemente modificó su uso. Pasó de designar exclusivamente el hecho lingüístico a denotar una realidad cultural.

La población vasca presentaba en aquella época, y mantiene hoy en día, un conjunto de características culturales, sociales y políticas que, unidas a las lingüísticas originales, la convierten en una innegable realidad social diferenciada que ha llegado, mal que bien, al siglo XXI. Esa realidad, objetiva y reconocida por personalidades tan importantes como Voltaire, Víctor Hugo o Wilhelm von Humboldt, es un dato adquirido. Si, además, a principios del siglo XXI presenta voluntad política de constituirse en sujeto político como Estado independiente, tiene en la citada resolución de la Organización de Naciones Unidas un innegable soporte de derecho.

No obstante hay algo más y, tal vez, de importancia decisiva. Que el pueblo vasco haya llegado al siglo XXI con evidente conciencia de su realidad y con voluntad de permanencia y futuro, requiere explicar y comprender el por qué de esa persistencia. La voluntad por parte de una sociedad de actuar como sujeto político exige una definición (una identidad), un autorreconocimiento y poseer una cultura política cualificada y desarrollada a lo largo de su historia. Ese proceso es conocido generalmente como nacionalización. Normalmente un pueblo adquiere en plenitud la categoría de nación cuando accede a su Estado propio.

El pueblo vasco, en su desarrollo interno y en sus relaciones con otros pueblos a lo largo de los siglos, creó una organización política que fue el reino de Pamplona primero y de Navarra, después. La realidad de ese Estado que ejerció su soberanía y su presencia en el orden internacional a lo largo de la historia de Europa generó un evidente proceso de nacionalización interna.

Cuando el Estado de los vascos fue conquistado, ocupado y sometido a procesos de minoración y subordinación, había llevado a cabo ya muchas tareas que las naciones que se pueden considerar realmente sin Estado siguen teniendo pendientes. El Estado de Navarra supuso el reconocimiento internacional para la nación vasca. Es evidente que, a nivel internacional, cualquier nación tiene derecho a su propio Estado, pero para eso tiene que existir dicha nación. Y hoy la nación vasca existe, fundamentalmente, porque hubo un Estado que la forjó.

El haber constituido un Estado independiente no otorga, de por sí, derechos a la sociedad dominada. Es la entidad que se autodefine como sujeto quien los reclama, quien se los autootorga y quien los debe de ejercer. Euskal Herria, en cuanto pueblo, es sujeto de derecho a nivel internacional. En la medida en que lo reclame, tiene el derecho a la libre disposición, el primero de los derechos democráticos. Pero la conciencia de ese derecho no le viene dada por ciencia infusa ni por gratuita donación divina, sino que procede de la cultura política que desarrolló el propio reino navarro, basada en el antiguo Derecho Pirenaico en realimentación permanente con las necesidades y problemas de cada época.

Mientras la conquista y ocupación sigan siendo consideradas como injustas por la sociedad dominada a través de su memoria histórica, la recuperación de las instituciones propias constituye un elemento de primer orden para plantear su reivindicación a nivel jurídico internacional. La reparación de injusticias (como bien explicó Walter Benjamin) que la memoria histórica reclama, refuerza un derecho que ya existe en plenitud aunque no hubiera habido un Estado independiente previo. La clave es que sin Navarra, ese Estado independiente previo, con alta probabilidad no hubieran existido los conflictos del siglo XIX, las guerras carlistas, ni el planteamiento nacional de Arana Goiri. Y también nos atreveríamos a afirmar, casi con seguridad, que el euskera habría pasado a engrosar la lista de lenguas muertas durante el mismo siglo.

Los derechos pertenecen a la sociedad subordinada y se pueden ejercer siempre que en su conflicto con las sociedades dominantes se constituya en sujeto político y, además, tenga capacidad estratégica de llevarlos a cabo. No obstante, debemos ser conscientes de que la capacidad de acceso a la tal condición, en nuestro caso por lo menos, tiene su origen en los procesos de ocupación de siglos cuyo efecto no ha prescrito, precisamente por la “voluntad demostrada de sus pobladores”, como consta ya en el Laudo Arbitral de Londres de 1167, refiriéndose a la restauración del reino por García Ramírez (1134-1150), una de las primeras muestras de nuestra cultura política. Basta con seguir las tramas de nuestra historia para comprobar este hecho en todos sus términos.

Los derechos son propios, en exclusiva, de la sociedad actual. Y así debemos contemplarlos y entenderlos. Pero también debemos saber que su conciencia y ejercicio no pueden prescindir del continuo de su reivindicación histórica, que es lo que ha constituido la identidad que somos en el presente y que seguirá en transformación de acuerdo con las respuestas que ofrezcamos a los retos de nuestro mundo. La garantía de que esto se haga de modo democrático pasa, en nuestra opinión, por el ejercicio incondicional del derecho a la libre disposición y su forma más simple e inmediata a través de la recuperación del Estado histórico de los vascos: Navarra.

ANEXOS

A) Resoluciones XV Asamblea General ONU (1960-61)

En la Resolución 1514 (XV), en sus páginas 66 y 67 se afirma:

2. All peoples have the right to self-determination; by virtue of that right they freely determine their political status and freely pursue their economic, social and cultural development.

Y traducido al español:

2. Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación; en virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural.

B) Una traducción al español del conjunto de la resolución 1514 (XV)

Firman también este texto Tasio Agerre y Angel Rekalde

09 diciembre 2010

PORROTAK EZ AHAZTEKO


Euskal Herriaren «egitura politikoaren historia» ehun orrialdetan laburbildu du Luis Maria Martinez Garatek ‘Síntesis de la historia de Navarra’ dibulgazio liburuan.

Ainhoa Oiartzabal
BERRIA, 2010eko abenduaren 5a


“Euskal Herriak historikoki nazioa osatu izana ez da kasualitatea; gizarteak berak prozesu historiko luze bat izan du, eta prozesu horrek eraman du Euskal Herria nazio izatera”. Luis Maria Martinez Garateri (Iruñea, 1949) ez dio balio Euskal Herriaren independentziaren aldarrikapena soilik borondate kontua dela esateak; borondate hori prozesu historiko baten emaitza da beretzat, eta, gauzak bere lekuan jartzeko, behar-beharrezko da prozesu horren nondik norakoak ezagutzea. Historia bera, hitz batean. Horiek horrela, Síntesis de la historia de Navarra ehun orrialdeko liburua argitaratu du Nabarralderen bidez. Dibulgazio lan horretan, historiaurretik hasi eta XX. mende hasiera arteko Euskal Herriaren antolaketa politikoaren historia jaso du batik bat.

Nabarralderen nahiz Iturralde ikerketa elkartearen sortzaileetako bat da Martinez Garate. Besteak beste, Tomas Urzainki eta Mikel Sorauen adituen bidetik jo dute bere ikerketek. «Hau da, Nafarroako Erreinuak antolatu duela euskal gizartea». Martinez Garateren arabera, Nafarroako Erresumaren ardatzean mugitu baita Euskal Herriko historia politikoa eta soziala.

Munduko beste nazioetan bezala, Euskal Herriaren kasuan ere aurrena herri bat osatu zen, «giza talde bat», eta gero erato zuen estatua: Iruñeko Erresuma, VIII. mendearen amaiera aldera. Hortik eratorri zen Nafarroako Erresuma. «Hortik aurrera eta ondoko nazioekin edukitako harreman ostean, eraiki zen gaur egungo Euskal Herria». Euskal Herria antolaketa etniko eta linguistikoa da beretzat, eta Nafarroako Erresuma da haren antolaketa politikoa.

Memoria historikoa

Bizirik irauteko, edozein gizartek memoria historikoa behar duela uste du Martinez Garatek. «Eta porrotak jasan dituen gurea bezalako gizarte batean, memoria historikoa ezinbestekoa da bere askapenerako ». Walter Benjamin filosofoaren esana bere egiten du Martinez Garatek: «Irabazleen inposizioz bere porrotak ahazten dituen gizartea bi bider izaten da garaitua». Horren haritik, bi urte barru Nafarroan jasandako konkistarik garrantzitsuenaren 500. urtemuga dela gogorarazi du. «Baina 1200. urtean beste porrot handi bat ere izan zen: Euskal Herriaren mendebaldeko lurraldeak Gaztelaren menera igaro baitziren».

Gertaera horiek ahazteak Euskal Herria berriro ere beste porrot baten atarian jarriko duela uste du Martinez Garatek. «Konkistaren ostean lurralde bat okupatu eta bertako bizilagunak azpian hartu dituen konkistatzailea beti saiatzen da inposizioaren historia desagerrarazten. Memoria historikoa galdu dadin saiatzen da, edo, behintzat, historia desitxuratzen. Faltsukeriak sinestaraztea ere lor dezake». Osotasunean esplikatzen ez den historiaren adibide dira ere, haren ustez, Euskal Herriko zazpi lurraldeei buruz argitaratzen diren lan askoren tesiak eta Zazpiak bat leloa: «Herrialde bakoitza egitura independente gisa aurkezten dute, eta bai, historiaren zenbait alditan hala izan da. Baina jatorria edo ardatza Nafarroako Erresumak osaturiko estatua dute».

Martinez Garateren arabera, Nafarroako Erresumak osaturiko estatua izan da euskaldunek historian zehar inoiz eraiki duten antolaketa politikorik gorena, eta egitura horrek berezko cultura politiko eta soziala sortu zuela dio. Hala, beren izatea antolatzeko eta defendatzeko giza talde baten ekimenez sortutako egitura berak nazioaren kohesioan zein bertako bizilagunen identitatean eragin zuela zehaztu du.

Baina identitatearen sorrera eta haren garapena ez da historian kateaturik gelditzen; identitatea etengabe aldatzen ari dela dio Síntesis de la historia de Navarraliburuaren egileak, eta identitate sendoa edukitzea ezinbestekoa dela edozein gizartek bere etorkizuna kohesionaturik eta arrakastarekin antolatu dezan. «Horregatik ez du balio esatea gaur egun euskaldunok independente izateko borondatea dugula. Garrantzizkoena da ezbairik gabe, izaten segitzeko borondaterik ez duen gizarte bat nekez izando baita etorkizunean. Baina borondate hori prozesu historiko baten emaitza da».


“Gizarte batek memoria historikoa izatea ezinbestekoa da bere askapenerako”

“Gaur egungo borondatea prozesu historiko baten emaitza da”

LUIS MARIA MARTINEZ GARATE
Nabarralderen sortzailea eta liburuaren egilea

03 diciembre 2010

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "SÍNTESIS DE LA HISTORIA DE NAVARRA"



Martínez Gárate: "El Reino de Navarra es el eje político del pueblo vasco"



El autor pamplonés edita con Nabarralde el libro "Síntesis de la historia de navarra". La publicación busca "recuperar nuestra memoria" a través del proceso de construcción de la historia vasca.

El autor pamplonés afincado en San Sebastián Luis Mª Martínez Gárate ha mirado al pasado de Navarra con la intención de "recuperar nuestra memoria histórica", necesaria, dice, para construir una identidad fundamentada en lo que somos realmente y no en lo que los vencedores, que son quienes escriben la historia, nos han dicho que somos.

"Cuando una sociedad, como es el caso de la navarra, se ve sometida a procesos de ocupación y dominio por parte de otros estados, como España y Francia, empieza a ponerse en riesgo la memoria histórica de esa sociedad. Porque lo primero que hacen esos estados es borrarla, o tergiversarla, engañarnos de alguna manera. Por eso he creído conveniente reescribir la historia de Navarra, y hacerlo de forma sencilla y asequible a la gente", cuenta Martínez Gárate en alusión a su libro Síntesis de la historia de Navarra, editado por Nabarralde y que el propio autor presentó ayer en el Koldo Mitxelena de San Sebastián, en un acto en el que participaron también la directora de Diario de Noticias de Gipuzkoa, Arantxa Zugasti, y el catedrático de Historia Medieval José Luis Orella.

La publicación, a la venta al precio de 12,8 euros y en la que ha colaborado el Doctor en Historia José Javier López Antón, nace como contrapunto a todas esas obras que parten de la perspectiva histórica clásica que obvia a Navarra en el proceso de construcción de la historia vasca, "cuando ha sido el territorio vasco por excelencia". "La construcción política más importante que han hecho los vacos es el Reino de Navarra, ese es el eje político del pueblo vasco. Todos los navarros somos, lingüística y étnicamente, vascos, pero también todos los vascos somos navarros desde el punto de vista político", defiende el escritor pamplonés, quien no sólo recoge en su libro la conocida ocupación de 1512, sino que también destaca otra conquista "de la que casi nunca se habla": la de 1200. "En ese año el Reino de Navarra fue sometido a una ocupación en su parte occidental por parte de Castilla y su entonces rey Alfonso VIII, quien conquistó el Duranguesado (Vizcaya), Álava, Laburdi y los territorios que luego serían Guipúzcoa", cuenta Luis Martínez Gárate, quien subraya que "ni Vizcaya ni Guipúzcoa existen de siempre como tales. La primera la constituían varios territorios y la segunda eran tres tenencias del Reino de Navarra".

Para el autor de Síntesis de la historia de Navarra, obra que incluye un anexo con una docena de mapas que orientan al lector en el proceso de construcción de la historia vasca, la característica primordial y que no debe olvidarse del Reino de Navarra es "el hecho de que fue un estado idependiente, probablemente el único de Europa, que no marca su territorio con relación a las invasiones bárbaras, sino con relación a una población que ya estaba desde el neolítico. Y en su organización social y política quedó reflejada una tradición viva, basada en el Derecho Pirenaico, según el cual la costumbre es la que hace la ley. Esa era la norma que regía en nuestro estado, a diferencia del resto de estados de Europa que surgen en la Baja Edad Media, que se regían por un derecho mucho más autoritario, basado en una verticalidad a partir del jefe, etcétera", afirma Martínez Gárate, quien reconoce que él no aporta ningún hallazgo novedoso en su libro, "todo lo que recopilo son hechos que están en investigaciones y archivos. La memoria debe estar soportada por el método científico de la historia", dice. Y recuerda la importancia de recuperar esa memoria porque "la memoria hace la identidad, y una sociedad sin identidad es una sociedad desarmada, sin futuro". En el caso concreto de Navarra, opina que "debemos aspirar a ser un estado para defender nuestra vida como algo diferenciado. Sólo así lograremos ser sujeto en el mundo actual".

Paula Echeverria

La noticia en Noticias de Navarra

La historia de una nación dividida

Síntesis de la historia de Navarra es el título del libro que presentó ayer Luis Martínez Garate, cofundador de Nabarralde, en el Koldo Mitxelena de Donostia. Una obra que recoge la historia de la nación vasca. Una "síntesis" que pretende "aproximarse a la trabazón entre los diversos territorios en los que se encuentra dividida actualmente nuestra nación". Al acto acudieron el catedrático de Historia Medieval José Luis Orella y la directora de NOTICIAS DE GIPUZKOA, Arantzazu Zugasti.

La noticia en Noticias de Gipuzkoa